Fue en algún momento de la década de 1920 cuando Ángela Garcés y Antonio Sampietro decidieron comprar este arcón para no solamente utilizarlo como sistema de almacenado sino también para poder sentarse.
Aunque desconozco la procedencia inicial del mismo, la compra se realizó en la carpintería de Boltaña, en pleno corazón del Pirineo Aragonés, la cual restauró el arcón que probablemente tendría ya más de 150 o 200 años de antigüedad.
Inicialmente era utilizado para guardar la manta y la cabezada de la burra que sirvió de medio de transporte durante muchos años a la familia para llevar aperos al campo e incluso a los niños y tuvo que soportar al menos 3 inundaciones del Rio Ara sin que por ello se viera excesivamente comprometido.
El arcón se ubicó en la antesala que había justo antes de entrar en la cocina en la casa familiar de Margudgued, en el Pirineo de Huesca. Allí, Antonio Sampietro se sentaba a fumar antes de la cena y allí permaneció el arcón hasta 1975 cuando murió y fue trasladado a otra habitación anexa para guardar ropa de cocina y manteles.
Ya hacía algunos años que la casa no tenía burros ni caballos y el arcón se utilizaba principalmente como banco para sentarse.
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